viernes, 16 de noviembre de 2018

IMPACTOS AMBIENTALES

CONTAMINACIÓN LUMÍNICA 

  La contaminación lumínica es la contaminación que se produce de las emisiones de luz provenientes de fuentes artificiales usadas durante horas nocturnas en altas intensidades; direcciones, rangos espectrales y horarios innecesarios en los que cualquier tipo de actividad puede hacerse sin el uso de la misma.
  Cualquier luz que se escapa fuera de la zona que necesita ser iluminada es energía lumínica desaprovechada y tiene efectos adversos sobre el medio ambiente. La luz que contamina produce un resplandor ya que ilumina las partículas de polvo o agua, en el aire suspendido. Una manera de identificar contaminación lumínica, aparte de la imposibilidad de ver las estrellas, es que la base de las nubes se ve iluminada.


Las principales causas de la contaminación lumínica son:


  • Dispersión hacia el cielo: Es la desviación de la luz en todas direcciones, resultando de su interacción con moléculas del aire y partículas en suspensión (humo, polvo, etc).
  • Intrusión lumínica: Se produce cuando se emite luz en direcciones que exceden el área donde es necesaria, invadiendo zonas vecinas.
  • Deslumbramiento: Se produce cuando las personas que se encuentran en la vía pública ven su visibilidad dificultada o imposibilitada por el efecto de la luz emitida por instalaciones de iluminación artificial.
  • Sobreconsumo: La emisión de luz implica un consumo energético excesivo debido a la intensidad, horario de funcionamiento y/o su distribución espectral.

Las consecuencias de la contaminación lumínica son:
  • Efectos sobre la biodiversidad:  La contaminación lumínica tiene efectos comprobados sobre la flora y   fauna nocturna. La actividad biológica a pleno sol es mínima comparada con la que podemos encontrar desde el crepúsculo hasta el amanecer, es decir, que la fauna nocturna es más numerosa y precisa de la oscuridad para mantener su equilibrio. 
  • Destrucción del paisaje celeste:  La luminosidad del cielo urbano, de un tono gris-anaranjado, destruye el paisaje nocturno por la pérdida de visión de los astros del cielo, patrimonio de todas las generaciones y tan importante en el origen de la cultura y la civilización

Las medidas de prevención para dicha contaminación son:
  • Utilizar diseños con pantallas que impidan la dispersión de la luz hacia arriba e instalarlas en espacios libres de obstáculos. 


  • Sustituir progresivamente las lámparas de mercurio por las de sodio, que contaminan menos y tienen la misma potencia.
  • Acogerse a los estándares europeos e internacionales sobre la potencia de las fuentes lumínicas públicas.
  • Aprobar leyes regionales o nacionales que regulen el uso de las fuentes eléctricas y promuevan el ahorro de energía.



LAS PARDELAS (CENICIENTA)


La pardela es una gran ave marina y una de las mayores pardelas presentes en Europa (120-125 cm de envergadura y 45-56 cm de longitud). Su cabeza es robusta y redondeada. El plumaje es de diferentes colores según la parte del cuerpo, así podemos diferenciar un color pardo grisáceo en las zonas superiores que llega hasta la zona inferior del pico, y otro color blanco por las zonas inferiores y prácticamente en su totalidad, salvo en el borde externo de las alas, que es oscuro. Las alas son largas y estrechas. Posee un pico amarillento que se ennegrece al final. No existen diferencias llamativas entre sexos. Es silenciosa en mar abierto pero no cuando está cerca de los nidos, donde emite sonidos muy altos nasales y guturales.
Es una ave pelágico y migrador solo va a la costa para reproducirse. Vive en mar abierto, excepto durante la época de cría. La mayoría de la población cría en Canarias, en todas las islas e islotes del Archipiélago Canario en colonias en lugares inaccesibles (islotes rocosos, acantilados y cuevas, barrancos del interior, bajo vegetación e incluso en la arena).
Esta ave es una especie amenazada, pero se considera vulnerable.



CONSECUENCIAS DE LA CONTAMINACIÓN LUMÍNICA PARA LAS PARDELAS


La contaminación lumínica es uno de las principales amenazas que afectan a numerosas especies entre ellas las aves marinas denominadas pardelas. El exceso de luz afecta cada año a miles de ejemplares de pardelas cenicientas y ello explica que en caso de que caigan a tierra, deslumbradas por la excesiva luz, puedan ser rescatados a tiempo.

Durante las noches de finales de octubre y principios de noviembre los pollos de pardela cenicienta abandonan sus “huras” (nidos en grietas, cuevas, etc.), donde nacieron el pasado verano, para comenzar un periplo por las aguas del océano atlántico que les llevará a estar la mayor parte del tiempo en el mar, hasta que una vez alcanzada la madurez sexual (no antes de los 3 años de edad), regresen  a tierra para criar en nuestras islas.


Ya desde antes de su nacimiento, las pardelas cenicientas se enfrentan a multitud de amenazas. En el nido, la depredación de huevos y pollos por mamíferos introducidos (principalmente gatos  y ratas) representa un elevado impacto para la población, además de la caza ilegal de pollos conocida como “pardeleo”. A esto se suma, al volar los pollos, el riesgo  de colisionar  con tendidos eléctricos y los deslumbramientos nocturnos, que en ambos casos pueden llevar a la muerte. Sólo en la isla de Tenerife, más de 800 pollos sufren accidentes por deslumbramientos cada año, aumentando este número en los años coincidentes con luna nueva.

Además de las amenazas ya señaladas y producidas principalmente en tierra firme, esta especie sufre igualmente amenazas en el mar, como son la captura accidental en artes de pesca, la contaminación marina, la sobrepesca,  nuevas actividades en el mar (como los parques eólicos marinos) y el cambio ambiental.


 


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